LA IDENTIDAD CULTURAL NO EXISTE François Jullien

 LA IDENTIDAD CULTURAL NO EXISTE François Jullien

¿Es preciso que cada uno defienda la identidad cultural de su propio país?
¿Dónde se encuentra el punto óptimo entre la tolerancia y la integración, la aceptación de las diferencias y la reivindicación identitaria?
François Jullien, uno de los filósofos contemporáneos de más crédito del mundo, pone las herramientas de la filosofía al servicio de quienes quieran eludir las trampas del debate sobre la defensa de la identidad cultural.

No debería hablarse de «identidad» -pues la cultura se mueve y se transforma-, sino más bien de recursos culturales, no exclusivos ni predicables, al alcance de cualquier persona, y que cada país debe no tanto proteger sino más bien explotar. Tal redefinición de conceptos permite evitar un falso debate que parece no tener salida.
• Las banderas, los himnos, las danzas... ¿Se convierten en el refugio de quienes niegan su responsabilidad como ciudadanos?
- Debemos distinguir entre la identidad del sujeto y la identidad cultural. Yo tengo una identidad como sujeto desde mi nacimiento hasta mi muerte. Pero no existe una identidad cultural porque la cultura ni nace ni muere. Las culturas están disponibles para que los sujetos, con su identidad personal, puedan desarrollarse a través de sus recursos culturales, que no es lo mismo. La identidad cultural solo se puede definir con clichés, estereotipos, imágenes fijas, pero, claro, tiene una función ideológica para crear adhesiones. La cultura no es el refugio de la identidad, sino el conjunto de actividades y de recursos que permiten el desarrollo del sujeto. Y esos recursos deben estar disponibles para quienes los quieran explorar y explotar.
• Pero los ciudadanos cada vez más abdican de su responsabilidad individual para echarle la culpa a otros: al Estado, a las empresas...
- La culpa es compartida. Un ciudadano tiene la responsabilidad de distinguir entre lo democrático y lo demagógico. Pero también está el papel del Estado, al que le resulta más fácil movilizar las emociones negativas que atraer la inteligencia. Es más costoso poner a trabajar la inteligencia.
«La cultura no es el refugio de la identidad sino el conjunto de recursos que permite el desarrollo del sujeto»
• Para que se produzca un desarrollo de la responsabilidad individual es básica la educación...
- La educación tiene la función de hacer que los ciudadanos puedan acceder a los recursos. No poseerlos, sino acceder a ellos. Y ahí hay algo que debe emanar del Estado, que es la educación. El primer recurso es la lengua, pero actualmente existe una renuncia a una utilización desarrollada de la lengua. La clase política francesa emplea una lengua francesa cada vez más pobre, así que a mí me ha encantado que el nuevo Gobierno que encabeza Emmanuel Macron haya abierto el vocabulario porque es mucho más cómodo manipular a la gente con eslóganes que hacerles reflexionar con pensamientos articulados.
• Entonces, ¿a qué debe su prestigio el concepto de identidad cultural?
- A su carácter ilusorio, a ser un producto idealista. Cuando hablamos de identidad cultural estamos hablando de afectos, de miedos, de identificaciones colectivas...
El naz ismo descansó sobre la identificación colectiva de la raza aria. Es más perezoso y más cobarde esconderse en la identidad cultural, pero es el juego entre la democracia y la demagogia. Y uno, como ser humano, debe elegir entre una construcción democrática o una construcción demagógica. De ahí la importancia de arrojar luz sobre el debate público y de crear conceptos efectivos que sirvan para eliminar esas ilusiones creadas y esas nociones vagas e inconsistentes basadas en imágenes estereotipadas que movilizan, pero no políticamente, sino demagógicamente...
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